Edición Jack Sparrow : Paquete de Triskys
Segunda salida de las asociaciones civiles. Salud y Bondad del barrio de la Macarena. Esencia, barrio y numerosos detalles que no debemos despreciar.
El Diputado

¿Os acordáis de la cara del romano del paso de Salud y Esperanza? Así tengo mi rostro desde que ayer me pusieron un café en un bar con tenedor. Sí, tenedor para remover el café, y en un vaso de los típicos de máquina de la puerta de cualquier empresa. Tal cual empezaba la tarde. Se presusuponía una tarde llena de emociones, aunque no me esperaba tantísimas como vimos allí. Aún sigo consternado, o traumatizado, que nunca se sabe.
Este artículo iba a llamarse el callejón del porro, pero quise ponerlo bonito porque después vienen los ofendidos a los mensajes directos a ponernos amenazas y tampoco es plan ahora de que Esteban reciba todo tipo de comentarios. No, no soy Esteban. Y sí, las que salen en esta época son piratas, con todas sus letras. Y hacen las cosas mal al no salir de una iglesia y jugar a los pasitos como ayer mismo se demostró entre camisetas de tirantas de barrio y algún tanga octogenario en la misma salida del paso procesional.
Al llegar al barrio, para meternos en faena obviando la masacre del café, me encontré en la puerta del callejón a dos de los artífices de que esta pirata salga a las calles. Paquete de triskys en mano y un cigarro a la otra. El compañero con su cerveza en la puerta de su supuesto templo-callejón con otro cigarro en la otra mano. Los dos típicos cuñados que otean al horizonte mientras las insignias van llegando al lugar. Seguramente soltarían algún chiste sobre el Pilatos de la semana pasada sin tener en cuenta que su María Magdalena es aún peor.
Al seguir indagando en el mismo barrio me encontré con que el capataz había encerrado a los costaleros en una jaula para igualarlos. Una jaula de parque. Señor capataz, sé que los de la semana pasada fueron a una china a pedirles estupefacientes pero tampoco era para que los encerrases como si fuesen jabalíes peligrosos. No creo que volviesen a repetir esas maldades sabiendo que el diputado los vigila desde bien cerquita. O quién sabe.
Quién sabe, básicamente, porque en el callejón de la gloria, el cual ahora os describiré, olía a porro, y allí solo había pisos y costaleros. ¿No creo que lo volviesen a hacer no? Qué maravilla, puro barrio.
Y comenzó a salir la cofradía pirata, maravilloso enclave digno de Walt Disney, de la Dama y el Vagabundo, pero si nos quedamos solo con el vagabundo. Callejón con olor a pis y a porro por donde en silencio y total solemnidad procesionó el señor hasta llegar a las calles de Sevilla, su Sevilla, a la que llegó como llega siempre, y el «guetto» lo esperaba. Osea, Sevilla, perdonad que me he liado un poco. Entre tanto, Ghain Klain y tangas del Hipercor rozando las potencias del señor en ese callejón con tanta solera me había llegado a emocionar.
Sones de Arahal, que ya os vale Madre y Maestra venderos a esto. Sabemos que «business is business», pero hasta cierto punto. No todo vale. Aún así, dejando esto a un lado, ya que no pienso criticar a la que dió sentido a un nuevo estilo musical, el paso del Señor estaba en las calles, y a cada detalle iba la cosa a mejor. Era todo tan espectacular que hasta “The onion kid” del cual os hablaré en más artículos, llamaba porterillo a porterillo para poder subir a grabar desde arriba. Yo también voy a empezar a hacerlo, pero solo para que me inviten a café con cucharilla. Que desde lo del tenedor no levanto cabeza.
The fashion week romana

Ayer tuve una idea maravillosa: hacer un desfile con los romanos de las piratas, y el que sea más feo que gane dicho certamen. Y por ende le regalamos aún uno más feo al ganador para el deleite de todo aquel sevillano que se acerque a mirarlo palpitándole el corazón sin ningún tipo de pudor.
Si el de la semana pasada era el del desconcierto, este se encuentra en la fase del enfado tras tomar un poco de estupefacientes. Seguramente sería por el trocolón que se fumaban en el callejón que lo dejó desconcertado y el chico salió con esa cara y con la nariz torcida. A saber de qué. Parece el Toni Piojo en la carpa de Cádiz tras probar la magia y volverse con el rostro fruncido y la boca doblada. Tendrán él y este romano un poco de alergia al azahar cuaresmal.
Pero vaya, esa cara no dista mucho de la que se me quedó a mi al ver el carrito del Mercadona que traían detrás del paso. Y me hago una pregunta así, al aire: ¿por qué si sacas un carrito del Lidl para robarlo se bloquea, cómo esta gente lo han conseguido? Toda una hazaña que desde aquí yo les felicito al equipo de trabajo. No cualquiera tiene un carrito de súper en casa, y menos en una asociación.

Un viento le ha dado
Como la imagen esta sin bendecir, las señoras del barrio le dicen cualquier barbaridad a su cristo, porque es suyo y porque pueden hacerlo. Y si no te gusta, te vas. Pues eso, una señora a mi lado, literalmente exclamó que era preciosa la cara y el pelo, que parecía que le había dado un viento al Señor. Y cierto es que viento hacía, pero dudo que el rostro sea por eso. Seguramente el autor en una noche como la rave desconocida del Gago tuvo un alumbramiento y cogió el cincel y mira tú que maravilla.

Lo que sí es cierto es que esta cofradía no es internacional como la de la pasada semana, pero sí es puro barrio. No te encontrabas senegaleses rezando, que era precioso, pero sí te encuentras señoras en bata emocionadas al paso del Señor. Ahí es cuando tu comprendes que es el día grande del barrio. O cuando deciden suspender y volver por el lugar más corto y por ende se vuelven pegando costeros e izquierdazos. Para el deleite de todos. Luego dirán que ellos no salen a jugar a los pasitos, apenas. Que ellos salen a evangelizar. Así como mensaje, para evangelizar cateto, primero hay que pertenecer a la Igleesia y no al Ayuntamiento. El Ayuntamiento solo nos miente con los impuestos, y evangeliza en tu cuenta corriente. Tú no puedes evangelizar.
Iba a intentar sacar algo en positivo de lo que pude presenciar ayer pero solo me sale preguntar que cómo se encuentra el devoto en bicicleta que iba tras el paso del señor. ¿Habrá llegado a casa como lo hizo el paso? Pegando costeros digo. Como debe ser, como mandan los canones piratiles desde etapas ancestrales. Y por cierto, lo de los saludos entre las piratas es altamente emocionante, y totalmente entendible, ya que las parroquias ni les abren ni les van a abrir las puertas para hacerles cuatro picaítos delante.
Lo que sí es cierto es que todo el mundo preguntaba por la pertiguera del pelo rosa. La decoloración no salió bien y he tenido que darle cita en otra peluquería a ver si de esta forma llegamos al color azul para tener el completo disfrute en su máxima esencia con el del pechito descubierto. Aunque ella me ha comentado que con el rosa, se siente más cómoda. Habrá que ver cómo prosigue. Ayer se le echó de menos.
Palermo al suelo y avanzamos con el tramo, que tengo que llegarme al bazar de la mujer china a ver si ella fue quien le vendió el porro al que se lo estaba fumando en la carpa. Buen incienso, 10/10.
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