Si el Papa quiere ver al cristo que venga a Triana
El Cachorro va a Roma… ¿y nosotros? A ver si os queda claro que la novelería se os va de las manos. Y a las juntas de gobierno también, que es muy fácil decir que Madrid no pero Roma sí…
El Diputado
Tal cual, literalmente. Si quiere verlo, que venga a Triana, pero el viajecito para el postureo a Roma sí que nos lo pegamos porque es la MADRE IGLESIA quien nos llama. En 2011 os llamaba Pepi la panadera del barrio para que fuéseis a Madrid. No os llamó la Iglesia. En 2011 para la JMJ el Cristo no se podía trasladar a Madrid porque no estaba en condiciones, pero ahora esta óptimo para llevarlo a Roma. Será que es como el vino, que mejora con los años.
El cuento que refleja la sociedad cofrade con lo del Cachorro a Roma es para quedarte perplejo. Siendo yo el primero que iré tras sus pasos a Italia, y estando totalmente de acuerdo en que la imagen vaya a la «ciudad eterna», porque tendré que sacar allí mi palermo, no deja de sorprenderme completamente la mirada que hacemos depende del sitio donde se vaya.
Entiendo la profunda admiración al Vaticano, y el odio andaluz por todo lo madrileño. Yo también pienso que si España fuese un donut, seríamos todos más felices en este país acolapsado por una capital que trata nuestra tierra a su antojo como a la «puta» de España, como ya dijo el gran Antonio Martínez Ares hace unos meses en el Gran Teatro Falla. Pero en este caso la sociedad cofrade está intentando matar el dato con un relato completamente inventado.
Es cierto que en 2011 no era el mismo pontífice. Es cierto que en 2011 no existía el «lobby» que hay actualmente dentro de la corporación de la calle Castilla. Es cierto que en 2011 la Junta de Gobierno no se dejaba llevar tanto por las redes sociales como ahora, visto en el cambio de banda sin consultar con sus hermanos. Es cierto también que en 2011 no era el mismo evento que ahora, pero sí parecido, cuidado. Y es cierto que en 2011 no era Roma, sino Madrid. Pero no podéis tratar de vendernos que ésto es irrechazable porque te haya llamado el Santo Padre, porque en 2011 os llamó y lo dejásteis en visto cual persona deja en visto a su ex pesado. Cual diputado deja en visto a su nazareno insistente en encenderle el cirio. Cual capataz deja en visto al costalero que le dice que ese palo no es su sitio. Así dejásteis al Santo Padre.
Con lo cual, la razón por la qué moveis al cristo no es la llamada «irrechazable» del Papa, lo movéis porque os va a encantar poder presumir a posteriori que el Cachorro ha estado en Roma. Porque os va a poner bastamente ver a vuestra imagen recorrer la Basílica de San Pedro. Y en 2011 al Papa le dijísteis que no porque Madrid es muy feo y que se lo queden los Panaderos. Completo y total postureo por vuestra parte.
Pero lo peor es que 63 inconscientes han querido volver a pasar de la llamada del Santo Padre, y en 2011 no se les dio palos y ahora sí. Es increíble vuestra doble moral y vara de medir. Y cuanto menos, preocupante. Seguramente ahora volverán a salir ofendidos a este artículo. Si indagáis en los anteriores podréis ver un correo electrónico donde atiendo vuestras quejas. Y os ofrezco ayuda diputadil. O psicológica, según vea vuestro grado de afecto hacia mi persona.
En definitiva, Madrid se perdió lo que Roma vivirá. Al Cachorro por sus calles. Abstenerse después de la imagen tan bella que veremos de cargároslo con un «El Señor de Sevilla por las calles de Roma», porque todos sabemos quién es el que pone un pie y para el mundo, y ese está en San Lorenzo. Hermanos del Cachorro, disfruten. Y cojan rápido alojamiento. Los sevillanos estamos acabando con los Airbnb, después de criticarlos aquí hasta la saciedad. Ojalá en Roma una manifestación de romanos protestando por el exceso de turismo. Pero ellos al fin y al cabo tienen sentido de la lógica y saben que en gran parte les da de comer y hay que aceptarlo. Vosotros os quejáis y luego cuando viajáis lo usáis. En definitiva: a hipócritas y noveleros no nos gana nadie.
Palermo al suelo y avanzamos con el tramo, que tengo que recoger las llaves del Airbnb que he alquilado para la manifestación contra los apartamentos turísticos que estoy organizando en Roma cachorristas.
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