Reyes, qué te han hecho…
Domingo, con mi protocolaria caña en mi taberna favorita con mis amigos. Este finde no ha estado muy alterado, pero viene uno de los días más bonitos: el 15 de agosto. La Asunción a los Cielos de la Virgen María. Entre tantas salidas, en Sevilla tenemos la salida de la patrona de la Archidiócesis: Nuestra Señora de los Reyes.
El Diputado
Domingo, con mi protocolaria caña en mi taberna favorita con mis amigos. Este finde no ha estado muy alterado, pero viene uno de los días más bonitos: el 15 de agosto. La Asunción a los Cielos de la Virgen María. Entre tantas salidas, en Sevilla tenemos la salida de la patrona de la Archidiócesis: Nuestra Señora de los Reyes.
Recuerdo levantarme cuando era más joven (y ahora lo sigo haciendo), con mis tíos, para salir desde la parroquia de mi pueblo en peregrinación hacia la Santa Iglesia Catedral, pasando por descampados a altas horas de la madrugada para, detrás y delante de miles de grupos de peregrinos, postrarnos ante las plantas de la Virgen de los Reyes. Pensaba que la fe se iba perdiendo, pero la devoción a la Virgen sigue siendo fuerte. Allí estábamos plantados, a las 07:30 frente a la Puerta de Palos. Empezó a salir el cortejo nada más llegar. 300 personas en él. Tras la Cruz Parroquial, casi 150 personas con su medalla de la Asocación. Me encanta que esté creciendo tanto la Asociación.
Tras ellos, la representación del Consejo General de Hermandades y Cofradías. Un parón. Después, la representación de la Archicofradía Sacramental del Sagrario de la Catedral, junto a todos los del Clero Secular, la Coral y la representación de Cabildo Catedral. Empiezan los resoplidos. A mi lado, una pareja se dan sus cariños porque la desesperación les podía. Al otro, un hombre bosteza, y su compañera le dice: «Chiquillo, ¿quieres que vaya a por un café y algo para comer?»
A mí la verdad que también se me estaba antojando. Pero aguantaba allí como un campeón. «Venga que ya queda poco». Las 07:55. 5 minutos para que saliese la Virgen. Por fin la veía bajo el dintel. Mis tres deseos de siempre, y a disfrutar de ella. Sonaba la marcha real, muy de fondo, y el paso se disponía a dar una vuelta alrededor de la Catedral. Tenía a mi alrededor, no sé exactamente donde, a un grupo de chavales, cofrades quiero entender, cuyo argumento era: «Illo, la procesión es muy corta, y encima hay pechá de gente en el cortejo y fuera. Es que con suerte la vemos otra vez. Qué coraje».
Tras el paso procesional, un séquito de personas invitadas: que si las corporaciones municipales y provinciales vestidos con una masa carmesí y verde, el Subdelegado del Gobierno, la Compañía del Ejército con su Escuadra de Gastadores (muchísima gente), la Bandera y, por último, muy atrás, la Banda de Música del Cuartel del Ejército de Tierra. «Me recuerda al Corpus» decía el chaval que agonizaba junto su pareja, mientras la otra soltaba una pequeña carcajada.
¿Por qué tantas representaciones? ¿Es necesaria tanta parafernalia y tanto ‘paseíto’ cuando lo importante es la imagen que sale bajo su característico palio? ¿No pueden todos rendirle pleitesía desde fuera en vez de obligarse a participar en el inmenso cortejo?
Media hora para poder ver a la Virgen de los Reyes, y con la banda tocando casi en la Plz. de la Inmaculada. Al igual que con el Corpus, se necesita una reestructuración y dejarse de tanto «sacachaqueta» y «sacauniforme» para disfrutar y dotar de la solemnidad que merece un día tan grande como el de la Asunción de la Virgen María a los Cielos.
Pero como yo soy un mero diputado de mi cofradía, yo le pongo mi medallita a mi dolorosa, subo la foto a las redes, y ya me olvido de ir siquiera a la procesión, que la Virgen de los Reyes es para «los viejos» como vamos escribiendo en nuestros perfiles.
Bueno, que me estoy extendiendo mucho, me voy a terminar mi caña e irme a descansar, que habrá que ser de los pocos que sigamos apostando por nuestras devociones y nuestras tradiciones, aunque lo tradicional a veces consista en pasear nuestra corbata más que a la Patrona de nuestra Archidiócesis.
Palermo al suelo y avanzamos con el tramo, que tengo que planchar la camisa e ir «protocolariamente».