Que bonita estuvo la Magna de Carmona, ¿Verdad?, pues bien, pasemos página porque es mejor ni opinar. Hay que dejarlo correr y que mis queridos eruditos de Twitter os cuenten los palios tan bonitos que vimos dejando caer un velo sobre los retrasos y los repertorios que se escucharon allí. «Mi Amargura» para el palio más antiguo de España.

Pero como os he dicho, no vengo a hablaros sobre la magna procesión vivida el pasado sábado, vengo a hablaros de la vida de forma extraordinaria que nos regalan nuestras queridas cofradías.

Se despertaba esta semana con la noticia de una negatividad de Palacio ante una salida extraordinaria y de la misma forma ante la negatividad de las hermandades de Alcalá de Guadaira a una posible magna procesión en la localidad.

Partiendo de la base de que tenemos un decreto que regula estas salidas extraordinarias (decreto modificable para Palacio según qué hermandad lo solicite) yo os planteo una pregunta: ¿Qué necesidad tienen las hermandades de organizar una salida extraordinaria por cada efeméride que se cumpla en la cofradía?

Nos hemos comido en Camas una salida extraordinaria por el X Aniversario de la coronación canónica camuflada en un traslado según la hermandad. A su vez, unas misiones para el Señor y para culminar, otra salida extraordinaria en septiembre que viviremos con el Gran Poder de Camas. ¿Había necesidad real de todos esos cultos convertidos en eventos? Sí, eventos. Un evento se convierte una salida extraordinaria cuando pierde el sentido evangelizador de la misma.

De la misma manera, Madre de Dios del Rosario, solicita también una extraordinaria no reglada dentro del decreto que el Arzobispado ampara, y ahí, sacan el cortafuegos y disparan contra una hermandad de Gloria. ¿En qué se basan desde Palacio para dar luz verde a unas y poner el cuchillo en otras? Influencias, sociales y económicas por desgracia.

Recuerdo aún aquellos años en los que esperábamos ansiosos la Semana Santa para salir con el palermo a repartir «palermasos» a quien lo mereciese, algo que hemos perdido ya que en octubre o noviembre puedo repartir con mi palermo cada fin de semana en cualquiera de las multitudes extraordinarias que nos competen hasta junio del año siguiente. Llegamos a la Semana Santa con un hartazgo de pasos.

36 procesiones extraordinarias nos quedan desde ahora hasta final de año en España, de las cuales once de ellas, son en Sevilla. Seis meses para once salidas extraordinarias, las cuentas dejan de salir y es en ese momento cuando llegamos a Semana Santa sin ninguna ilusión, ya que traemos a las espaldas muchísimas procesiones de rango extraordinario, que ni tan siquiera llegan a ser ordinarias. Aunque algunas se quedan cerca de la ordinariez.

Añoro y añoraré (porque esto cada vez irá a peor, pasaos por aquí en 2026 y hablamos), una cuaresma eterna, con ganas de ver cofradías tras una sequía de tres o cuatro meses desde que finalizasen las glorias en nuestra ciudad. Un Domingo de Ramos con ilusión y un Domingo de Resurrección de depresión al saber que nos quedará mucho para ver de nuevo un paso en las calles de la ciudad. Desgraciadamente cuando llega el Domingo de Resurrección ya estamos planteando las mil y una salidas extraordinarias que viviremos, algo que incluso le comienza a restar importancia a otras festividades importantes para la Iglesia sevillana.

Sin más, voy dejando el palermo en un lado de mi parroquia, que la semana que viene sacamos de nuevo el palio, por cuarta vez consecutiva este año. Se cumplen 25 años desde que el orfebre restaurase el candelabro trasero derecho del paso de palio y diez años desde que le cambiamos las tulipas y como damos una buena aportación a Palacio, pues caballero don dinero, nos ha abierto las puertas de ver a María otra vez por las calles de su pueblo, ¡cómo lo vamos a disfrutar!

Palermo al suelo y avanzamos con el tramo.

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